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El mayor número de solicitudes se concentra en la población de 20 a 40 años y se deben principalmente a depresión, trastornos ansiosos y reacciones al estrés grave.

Cristián González y Paula Leighton. El Mercurio

 

 

 

El mayor número de solicitudes se concentra en la población de 20 a 40 años y se deben principalmente a depresión, trastornos ansiosos y reacciones al estrés grave.
 


Casi 560 mil chilenos pidieron una licencia médica por trastornos mentales y del comportamiento el año pasado, es decir, 253 mil personas más que en 2005.

El alza en este tipo de licencias es una de las cifras que más llama la atención en un estudio sobre la evolución de licencias médicas curativas, elaborado por la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso).

De las 15 familias de patologías analizadas, las licencias por trastornos mentales (que incluyen depresión, estrés y trastornos ansiosos) registraron un aumento de 82% entre 2005 y 2007.

Una cifra bastante más alta que el alza registrada por las otras dos patologías con mayor cantidad de licencias tramitadas.

Así, los permisos por enfermedades del sistema respiratorio aumentaron en 38%, mientras que las asociadas al sistema osteomuscular (lumbago, artritis, trastornos de la rodilla) crecieron en 43% en ese período.

Las causas

Las personas entre 21 y 40 años son las que más piden licencias por trastornos de salud mental.

Sin embargo, los grupos donde se ha disparado la cantidad de permisos es entre los más jóvenes (menores de 20 años) y los mayores de 61 años.

En ambos grupos las licencias se duplicaron en sólo dos años.

Para los expertos, varios factores explican la fuerte alza en el número de licencias.

Considerando que la depresión es la principal causa de esta familia de enfermedades, en el aumento estaría influyendo de forma importante el ingreso de esta patología al AUGE, en julio de 2006.

Según datos del Ministerio de Salud, un tercio de los 800 mil chilenos que padecían depresión estaban siendo atendidos por el AUGE en noviembre.

El doctor Pedro Retamal, psiquiatra de la Universidad de Chile, agrega que debido a la mayor cantidad de información que hoy se maneja, "la depresión ha disminuido de forma notable su estigma, por lo que los médicos están más sensibilizados a diagnosticarla.

Ésta ya no es vista como una debilidad, sino como una patología".

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, la prevalencia de depresión entre los chilenos es de 8%, mientras que en Colombia llega al 7%, en Canadá al 5,2%, en Francia al 4,5%, en Corea al 2,3% y en EE.UU.

varía entre el 3 y el 10%.

Para el doctor Retamal, hay otro dato que es coherente con el alza que ha tenido en Chile la depresión: en los 90 se suicidaban al año alrededor de mil personas, mientras que en los últimos tres a cuatro años la cifra es de 1.600 a 1.700.

El psiquiatra destaca que "estas cifras muestran que la depresión es una enfermedad grave, que mata a un número de personas equivalente a las que mueren en accidentes de tránsito".

Esta última es la cuarta causa de muerte en Chile, con cerca de 1.700 fallecimientos anuales.

Si las 560 mil licencias por trastornos mentales tramitadas en 2007 parecen un número elevado, la proyección para este año es aún más inquietante.

Según Javier Fuenzalida, superintendente de Seguridad Social, "para el año 2008 podríamos llegar a las 700 mil licencias".

Necesidad de descanso

Las cifras de la Suseso indican que las licencias por trastornos mentales tuvieron una duración promedio de 15 días.

El doctor Retamal explica que una depresión severa, que requiere como mínimo un mes de licencia, "determina incapacidad emocional y cognitiva importante que impide estudiar o trabajar".

De ahí la importancia de un tratamiento adecuado.

"Si una persona con depresión vuelve prematuramente al trabajo porque no le dieron licencia por el tiempo indicado, existen varios riesgos: su enfermedad puede prolongarse más que lo habitual, hay mayor riesgo de que se complique con otras patologías físicas, como alteraciones muscoloesqueléticas, tabaquismo e infarto".

De ahí que -si bien los costos previsionales de estas patologías son altos para Fonasa o para las isapres- es la empresa la que sufre los costos de tener a una persona a la que se le negó la licencia o se le redujo el tiempo indicado.

"Esto porque va a tener un deterioro en su productividad y calidad de su trabajo, debido a que tendrá dificultades para concentrarse, prestar atención y memorizar información".

Estimar cuántas de las 560 mil licencias entregadas en 2007 son fraudulentas no es posible, dicen en la Suseso.

Para Victoria Beaumont, directora de la consultora Altura Management, "cabe preguntarse si los chilenos estamos más enfermos o si algo sucede con el sistema laboral que lleva a utilizar las licencias para otros fines.

Tal vez estamos fallando en la promoción de salud".

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1 DE CADA 5

20,6% de todas las licencias entregadas en 2007 fueron por trastornos mentales y del comportamiento.

En 2005 la cifra fue 16,1%